El sello de la pureza se rompió en pequeños cristales rojos que lograron desdibujar su felicidad. Se sintió observada por ese omnipresente que todo lo sabe, el dedo enhiesto que le prometió felicidad. Nada, no obtuvo nada, fue señalada como una simple pantomima de un juego erótico. Tarde sombría que resguarda su íntimo secreto de frustración. Las manos recorren la carne trémula, presiente la disimulada compañía. Él no había estado ahí.
1 comentario:
en lenguaje digital no tuvo respuesta, el dedo sé turbó ante la mirada oh diosa de las ausencias y la fantasía más sin embargo él sólo respondió a las urgencias sin cerebro actuó su papel APLAUSOS la mano amaga amiga
Publicar un comentario