domingo, 27 de abril de 2008

Mis manos


Mi leyenda personal me obliga a detenerme a cada instante, reviso mis manos simples, un poco mortecinas y las escondo entre mis piernas delgadas que parecen quebrarse con el frío. Mi mirada revisa su espacio, se siente desvalida, perdida ante la inmensidad acuciosa de la esperanza, sin embargo, las lentas voces me llaman, me gritan en mi interior, no me dejan, se quedan aquí, conmigo, como mi única compañía en este tiempo.


Las uñas arrancan pedacitos de piel, despellejados mis dedos me hablan de mis temores, de mis anhelos olvidados, de los rostros que han sido borrados pero que me fusilan diariamente. Mis nudillos como clavos oxidados se ven esqueléticos, con infinitas grietas que me recuerdan mi vida. La plenitud del mar y su infinito sendero se pelea con esa agotadora ilusión de saberme abandonada. Sólo yo me reconozco, sólo yo me encuentro imperturbable en esta soledad doliente y la resequedad de mis manos desvencijadas me leen mis frustraciones.

Mis manos anhelan mi memento mori. Más cobarde que nunca, busco sucumbir ante mi deseperación. El recuerdo de sus besos, su piel suave y tersa, sus ojos que alumbraban la oscura noche, sus manos pequeñas, limpias, suaves, diferentes a éstas que queman por su abandono.


No me queda más que el recuerdo de sus manos; su voz tenue y queda se ha ido apagando poco a poco, ya no la siento; porque esas otras voces me degradan, me insultan y me culpan. Cómo pude perderte, cómo dejé que este mar infinitote arrebatara de mi lado, sé que sus entrañas te han cobijado, pero no entiendo qué neblina atravesó en mis ojos para que yo no pudiera verte.


¿Qué no te quería?, ¡Tontería!, si eras lo que conducía esto a lo que llaman vida; te esperé tanto, tanto tiempo y en un minuto te fuiste de mis manos, como un pececillo dorado que se asfixia en esta tierra y busca su hábitat ideal.


Quizás me miras desde el azul infinito del océano, mientras este Sol que va cayendo poco a poco me inunda con su ausencia; mis manos simples, un poco mortecinas se estrujan secas, vacías, siempre esperando por tí.

sábado, 26 de abril de 2008

En un café



La noche estaba calurosa, la gente se abanicaba constantemente y el producto que más se consumía era el café frío. Por la entrada principal ingresaron dos mujeres, tan iguales y distintas a la vez; una de ellas vestía un vestido morado, de cabello muy corto y de gran silueta; la otra de jeans y blusa escotada, cabello lacio y labios gruesos. Poco a poco fueron inundando el ambiente con su presencia, saludaban a algunos amigos, otros más compañeros de trabajo; hasta que llegaron al rincón preferido: Dos sillones de piel color beige y al centro una mesita pequeña que se hacía acompañar de una lámpara.

-¿Qué les ofrezco?

- 2 cafés expressos con mucho hielo y azúcar de dieta.


Tenían una semana de no verse. Pero la distancia no limitaba su sentimiento. Las dos sabían que la vida les había permitido conocerse. Eran dos almas que habían conjugado sus sueños, anhelos y aspiraciones.


Esa noche una de ellas rebosaba de felicidad, la vida le había pemitido vivir una alegría extraordinaria. Agradecía una y otra vez y se sentía plena. Los ojos de su acompañante asentían de manera gustosa, estaba feliz por su amiga.


EL café saciaba su espíritu y se pensaban afortunadas, los treintaytantos estaban en sus puertas y buscaban una explicación para continuar. Hablaron del 90 y 10% de la vida. Se plantearon llevarlo a cabo, se sabían mujeres aptas para dar y recibir amor, para trabajar y colaborar con su prójimo, para sentir y gozar en el triunfo y levantarse en el fracaso.


La noche fue cayendo, sus ojos se entornaban cada vez que una de ellas dirigía la plática, se rieron, sus ojos se llenaron de lágrimas, se reconocieron. El café les brindó el espacio privado, el sentimiento mútuo, la complicidad perpetua. Salieron de ese sitio con el amor y el cariño de dos amigas que quizá en otro tiempo fueron hermanas.



"El café: negro como la noche
caliente como el infierno
puro como un ángel
fuerte como el amor"
Charles Maurice de Tullegrand

viernes, 25 de abril de 2008

8:00 pm.


Sentía un vértigo emocionante. Por fin estaría junto a ella y su corazón se aceleraba. ¿Cómo lo recibiría? se acordó de su e-mail y había dicho que con "un abrazo fuerte y una sonrisa alegre". Le observó en la sala de espera, guardó su imagen en su memoria, recorrió su figura. Unas puertas automáticas los separaban, él recogía su equipaje. Sus pasos se fueron acercando y sus brazos rodearon su cuerpo. -TE AMO.

Días llenos de vida, de cosas cotidianas, de simples situaciones que revolucionaban los ánimos. Ellos entendieron que los Detalles guardarán para siempre esos tiempos vividos y se sintieron agradecidos.

El avión parte 8:00 pm. su destino le espera. Ella aguardará otro tiempo y una vez más su abrazo.


viernes, 18 de abril de 2008

Crisálida


Me siento sola, abandonada, amputada...

Vivo sin percibir lo rojo y lo amarillo,

deambulo lejos anhelando perderme

entre el barullo de la multitud.


Los tuve y nos tuvimos,

como dedos entrelazados

trenzabamos historias

e imaginabamos futuros.


Negras pesadillas cayeron en la luz

y la oquedad de las palabras logró que

fueran perdiendo su soltura

y solidez.


Quedé sola, como la hoja

que se pierde entre el ramaje;

me muevo lenta, triste;

gesticulo sonrisas y alientos, vivo con careta

que recuerda el núcleo fundamental.


Cara vida, vida sin vida

amor sin razón, estar en verdad sola,

sin leyes, ni actos, ni juicios, ni nexos;

límpida y sola, como crisálida que busca urgentemente volar.

miércoles, 16 de abril de 2008

Sólo muere aquel que el olvido lo sepultó en vida


Las palabras resonaban en su memoria "...sólo muere aquel que el olvido lo sepultó en vida, gracias por mantenerme vivo en tu memoria"; no sabía cómo explicar eso que sentía cada vez que él le mandaba un mensaje. Eran tantos los recuerdos que se desbordaban por los poros de la piel y algunas veces como por descuido escurrían por las cuencas de sus ojos. Pero no podía permitirse regresar la hoja que ella ya había marcado para el pasado.


Sentía que parte de su vida se había hilvanado a la de él; los atardeceres en la bahía le recordaban los encuentros nocturnos y la trova acariciaba sus labios recordándole que una tarde de mayo se había despojado de demonios y había resucitado entre sus manos. Hoy ya no quería encadenarse a su piel, no deseaba apretujarse en su pensamiento. Huía como desquiciada de ese mundo perfecto y escombraba en los resquicios de su identidad para poder pertenecerse.


Sí le pensaba, pero su cuerpo rodaba en busca de otro universo. El golpe atestado en el costado izquierdo había amoratado su memoria, sus vísceras devolvían el amor que le prodigaba en lo cotidiano. Lo alejó con el viento, no quería escuchar los murmullos de su cariño, al fin y al cabo sólo era otro hombre.

martes, 15 de abril de 2008

Pronto llegará


Sé que pronto llegará el día. Sé que una mañana te veré y mi alma se sentirá tranquila de abrazarte. Pero sabes? tengo miedo, mis fuerzas van disminuyendo al paso del sol. Mi rostro cansado teme que no le acaricies, y mi cuerpo, ese que ya no es tan joven, le reclama al tiempo su maltrato. Qué te diré cuando te observe, qué provocaré con mi llegada, qué me dirás con tus labios hermosos que me recuerdan que la vida es peregrina. Dime, estás inquieto como yo?...alcánzame con tus palabras, secuéstrame en el sueño y hazme feliz. Penétrame lento y muy quedo en el pensamiento. No me abandones. Te amo!


martes, 8 de abril de 2008

Más allá de su mirada


Su rostro me reflejaba ternura y sabiduría; él me regaló dos minutos de su tiempo y yo le viví eternamente premiada. Le tomé la mano en agradecimiento y sólo una sonrisa descompuesta esbozó en su rostro. ¿Qué tanto habrá vivido para estar aquí? ¿Por qué lo encierran? Su unica infracción es estar solo. Quizá yo debería estar con él, pero no, a mí me excluyen de este espacio y sólo me permiten la entrada de 8:00 am a 4:00 pm. Y al tomar mi bolso de cuero negro hurgo en todos aquellos que ocultan en sus ropas grises su soledad.


Cuando era pequeña mis padres me decían que era importante crecer y hacer una vida exitosa, luego ellos se separaron y abandonaron el éxito en un cajón de la cómoda de la sala, se olvidaron de él porque aún viven en la eterna búsqueda de la felicidad . No, no los juzgo, sólo que ahora me atemoriza que un día me los encuentre en este mismo sitio de la calle Esperanza # 13 col. El Salvador. Realmente no sé cómo reaccionará. ¿Qué les diría?.


Entre semana, algunos cabizbajos me reclaman un dulce, otros me entrecierran sus ojos llorosos nublados por la catarata y otros más observan cómo se mecen las hojas de los árboles cada vez que el viento nos regala un airecillo travieso. Al verlos, en mi mente rebotan pensamientos de duda, ¿por qué los trajeron aquí? ¿para quién fueron un simple objeto viejo? ¿cuándo pasaron desapercibidos y se convirtieron en un adorno caduco de la casa?.


¡Cuántas historias guardadas!, cuántos recuerdos almacenados en cabezas blancas que gritan los lloros de pequeños, las risas de niños y los sonrojos de jóvenes. Un listón entralazado en los dedos, una biblia, un retrato sepia o un costurerito son fieles acompañantes de estos cuerpos longevos que resguardan sus años en un solitario asilo.


Hoy salí 20 minutos más tarde, él se detuvo para tomar mi mano, me regaló dos minutos de su tiempo, su ojos nublados se posaron en mí y desnudaron mi alma, envolvieron mi cuerpo de paz y alegría. Hoy por primera vez conocí la esperanza, y no por el nombre que lleva la calle en la cual trabajo, sino en unos ojos que me permitieron ver más allá de su mirada.


lunes, 7 de abril de 2008

Una mañana


Apresuro mi andar, pretendo llegar a tiempo como todos los días. Observo a mis lados y es un gusto darme cuenta que a la institución donde laboro acuden más individuas que individuos; quizá piensen que me alegro porque soy sexista, pero eso no es así. Lo que sucede es que recuerdo lo que he leído en algunos textos en referencia al no acceso de las mujeres a las aulas de estudio, ya que era un espacio totalmente reservado a los hombres. Y hoy, jovencitas ingresan a los salones de clase y logran incrementar su intelecto para cambiar su realidad inmediata.


Miro detenidamente a los chicos que con ánimo fuman un cigarrillo entre sorbos de café, sé que ellos son producto de una masculinidad aprendida por siglos y que les ha heredado un espacio totalmente reservado para el sexo al que llaman fuerte. Pero, acaso ellos no sufren al ver una injusticia?, no perciben la ternura en un abrazo? , no aman? , no sienten la capacidad de ser padres?...Claro que sí, pero esta tradición cultural les ha mostrado que tienen que hablar fuerte, fruncir el ceño e insultar a bocajarro para que crean que es el más valiente. Les han acotado a espacios como el deporte para desfogar toda esa furia como si estuvieran en un campo de batalla en donde el único sobreviviente es el ganador. Sí, sé que ellos no siempre quieren ser asì.


Hoy, las mujeres han irrumpido en otros espacios antes vedados, pueden hablar de su sexualidad abiertamente, opinar cuando están en desacuerdo y hasta convertirse en campeonas de un deporte rudo. Hoy las mujeres están encontrando espacios y están rompiendo con aquellos ya establecidos por la sociedad. Buscan sin descanso su autonomía. Y aunque hay todavía muchas mujeres que no perciben el proceso de la equidad de género, sé que tarde o temprano esta lucha cobrará sus frutos.



"La autonomía es vivir en primera persona" Marcela Lagarde


jueves, 3 de abril de 2008

Extravío


Sentirme abandonada representa mi constante de vida, por qué he de permitirme desvalorizarme, por qué me percibo simple, oscura, sin voz. Por qué mi rumbo se extravía, llevándome a senderos inexplorados. Así me siento, sola, sola, plenamente sola, abandonada entre tanta gente que camina a mi lado: Sonríen y sonrío con una mueca hueca y gris.

Por qué me permito ésto que no soy.

miércoles, 2 de abril de 2008


Sintiéndo voy lo agrio de tu abrazo,

lo penoso de tu andar sin vida,

vivo mezclando mis ropas entre murmullos y gasto detergente

para lavar mis culpas.


Al desgreñarse los árboles en los atardeceres,

me obliga a recordar mi ansiedad continua,

porque te poseo y sé que no te tengo

y dejas rotas las esperanzas frías.


Con tu llegada , la bóveda celeste se transforma,

con tu caricia fingida me imagino un itsmo entre tu tierra y la mía.


Tu camino sigues, constante y sin vergüenza, te alejas lento, pausado y feliz.


7marzo05