martes, 8 de julio de 2008

Carta No. 3

Pequeña Yaque:
Hoy te escribo desde estas tierras surianas y entre palabra y palabra bebo té de toronjil, casi todas las noches lo hago, quizá por ello no me fui de esta ciudad de Chilpancingo. Sé que te preguntarás el por qué, te comento que cuenta una historia que aquel que viene a la capital del estado y toma toronjil y come semita regresa y se queda para siempre. Tal vez él lo sabía bien y me engolosinó con ese manjar. Ahora sólo tomo el té, el pan lo he desplazado porque ya sabes que el sobrepeso ronda mi mente y también mi anatomía.
Quiero decirte a través de estas lineas que continuamente te pienso, eres una preocupación para mí, te siento tan frágil, tan sola, tan niña. Eres mi niña y sé que no te agrada (y creeme que a mí tampoco), tienes razón, no puedo o más bien, no debo indicarte cómo debes proceder en algunos casos, pero sabes? siento que sólo así te meto en una burbuja para que no te lastime nada.
¿Creíste que no me dolió saber que tenías cáncer?, ¿pensabas que era la mujer más dura y fuerte que habías conocido?, claro que me jodió! mi alma se destrozó (si es que tengo) mis pasos dirigían mi cuerpo como autómata y mis ojos se secaron porque ya no sabían llorar de tanto uso. Eso de la frontera de cristal y el tan mentado sueño americano me apartaba de tí. Sólo el teléfono me permitía tener tu voz, ella me indicaba cómo habías amanecido ese día. Sé que la quimioterapia no sólo se llevó tu pelo y ennegreció tu piel, también te trajo soledad, desamparo y recuerdos.
Sentiste en algún momento a la muerte? o siempre creíste que el Sagrado Corazón de Jesús te haría el milagro. Sé que estas sana y salva. No quiero que pienses que me burlo, al contrario, quiero que sepas que tú fe ha marcado mi vida y me sorprende ver tu fidelidad a tu credo.
Anoche tuve un sueño y ahí estabas tú, ¿recuerdas la colonia Cacama?...sí ahí donde vivíamos en el D.F., pues en ese lugar te soñé, con tu vestido beige y el brazalete que el norteño te obsequió un 6 de agosto. Te veías felíz, yo no estaba en ese pasaje onírico, quizá estaba jugando a las escondidas o escribía una carta a Felipe porque estaba enamorada de él. Sí, ya imagino tu sonrisa, pero qué quieres, me gustaba aunque fuera mayor que yo y no me hicera caso. Así, en ese sueño te guardé y olí tu perfume que me acompasaba en los bailes que me enseñabas y me dormitaba en las tardes tranquilas en las que me inventabas cuentos.
Tengo que agradecerte que me hayas enseñado a amar a mi México (aunque a veces me desespero y he pensado en otra patria) y a pesar de todos los conflictos me enorgullece pertenecer a la misma cuna de Nezahualcoyotl y Sor Juana. ¿Imaginaste que algún día estudiaría literatura?, yo creo que no, no pensaste que ese libro viejito de pasta azul que me regalaste a los 8 años marcara mi camino, sé que tú hubieras deseado que fuera aeromoza, locutora o artista. Pero para consolarte te diré que soy la artista que va moldeando su propio destino. Eso, creeme Yaque ya es mucho.
Para mí tu eres mi Chapis, mi Madreselva y mi Ananda. Hay tanto que platicar contigo que pronto enviaré otra misiva, ésta sólo quería hacerte saber que te amo y que tú hiciste lo mejor que pudiste para que ésta mujer fuera aceptada por esta consumida sociedad, pero no te preocupes no soy una delincuente (o al menos eso creo), he vivido bajo normas y valores que me fueron señalados con vehemencia, algunos he de confesar, los he olvidado en la plazoleta de Chilapa, creo que allá los recogerá alguien que sí los use. No pienses que me quemaré en los infiernos o seré llevada a la hoguera como en siglos pasados, tal vez no entre al paraíso y jamás conozca a los ángeles y querubines que guardan la catedral de Acapulco, pero qué importa, me basta con saber que tengo tu amor aquí, en esta tierra, en este momento y en este siglo.
Te amo, quisiera repetirlo cientos de veces, pero sé que tú sabes eso y más. Sólo recuerda que "cuando envejezcas madre y seas una viejecita de tembloroso andar, yo cuidaré tus pasos, llevaré a tu boca el pan caliente, el sorbo de agua y te enseñaré el mundo a través del arco de mis brazos.." como tú lo hacías cuando yo era pequeña.
Yaquesita estas cerca de mí.
P.D.: Vive para tí, olvídate de mis juicios y recuerda que agradezco el beso nocturno antes de ir a la cama aunque jamás te lo haya dicho.

1 comentario:

Víctor dijo...

Que preciosa forma de escribir, veo que es muy mexicana y muy femenina, he sido transportado a lugares y sentimientos, esperanza y pesares, el amor que no se puede deshacer en el tiempo, el amor que disuelve el dolor.

Disculpa el tiempo, pero prometo pasar mas seguido. Si lo logro, será porque todo en mi vida va genial.

Un beso y un abrazo mi querida mexicana