viernes, 25 de julio de 2008

Carta No. 4

Hola Ildhenot:
Son las 3:45 de la madrugada y te ha de parecer ridículo que te escriba esta carta, pero la cama no me sentaba bien y tu rostro sereno me llamaba para que le dijera esto que llevo dentro. ¿Tendrás tiempo de hacerme un espacio en Veltthingard? quisiera pertenecer a ese reino aunque sea por una noche.
Hace 15 años pensaba que lo mejor de la vida era estar de viaje, conocer chicos y bailar en la disco de moda; siempre me imaginé sola, libre y sin anillo de compromiso; sí, sé que te ha de parecer loco, pero te diré que eso de jugar a la familia feliz no iba conmigo. Te he platicado que moría por el León, pero para él era casi invisible y digo casi porque yo me encargaba de que me viera por lo menos de reojo, nunca entendí cómo es que me le declaré y le dije ¿Quieres ser mi novio? y debo confesar que me dijo que lo iba a pensar. ¿Te imaginas?. Inmediatamente llegué a mi departamento, me observé en el espejo y revisé cada centímetro de mi piel, observé mi rostro y me gustaron mis labios y mis ojos grandes, me di cuenta de que mi cuerpo no era perfecto pero me sentía un poco linda, me pregunté por qué él no me había aceptado inmediatamente. Nunca conocí la razón.
Al siguiente día lo vi en la plazoleta de San Mateo y con su rostro serio y un balón de basquet bol me dijo que aceptaba. Me sentí contenta.
Nunca imaginé que más tarde te conocería a tí, cómo pude vivir sin tus ojos, tu sonrisa triste y tus manos mágicas que juegan con la palabra. El León me ayudó a tenerte a mi lado. Por eso le estaré siempre agradecida.
Sé que nunca me confesarás que te hartaba cada vez que te regalaba un libro, pero mira, ahora eres un prospecto de escritor y un lector insaciable. Aún guardo el cuento que me regalaste, ese que hablaba del niño que se lo tragó un sillón verde y que se hizo amigo del caballero de la triste figura. Es hermoso. Muchas gracias.
Te considero muy valiente por soportar mis neurósis y mis ataques de melancolía, qué quieres soy una tonta irremediable, me daña el alma lo más simple de esta vida, soy una peregrina en busca del amor. Te felicito, has sabido darme en el blanco con tus miradas de aprobación, ya ves que no es fácil que los hombre entiendan esto de los estudios de género y el feminismo; tú eres de la nueva generación (aprovecho para decirte que guisas delicioso). Aunque tengo que decirte que algunas veces me asusta que compartas lo que comento y creo: mi negación a la religión, mi apoyo al aborto, mi lucha contra la violencia femenina, mi amor y pasión por la literatura, mi delirio por la trova y la música antigua, mi locura por el cine y lo reservado para hacer amistades; y sabes por qué, porque se sufre mucho con esos vicios. Alguna vez te vas a sentir solo y creeme la pasa uno muy mal.
Creo que eso de la biología marina es muy importante para tí ¿dejarás que te visite a dónde partas?, mmm, creo que sería injusta, te dejaré libre, al fin y al cabo un día regresarás (eso creo).
Aunque me preocupan algunas cosas que como mujer debo revelarte, no es grato que no recojas tu ropa interior, tu recámara es un total caos y sólo una hechicera podría encontrar tu reloj que has perdido por meses; así que procura organizarte, sino varias te dirán adiós. Yo lo haría.
No tengo con qué pagarte las mañanas de los sábados cuando vamos a desayunar juntos, los paseos por el centro (sé que no te agrada que doble tu brazo para pedirte que me abraces), las comilonas de hamburguesas y tacos (aunque después te agobie con mi gordura), tus dibujos, tus comics, tu libro, tus llamadas al celular cuando ves que no llego a casa y tus mensajes amorosos cada vez que salgo de viaje. Te amo!!!
No imagino mi vida sin tí, eres lo más extrordinario que tengo en mi existencia, sé que no soy la mejor, pero he hecho hasta lo imposible para que comprendas este mundo que vive como en el país de Jauja, he querido que entiendas que la amistad es un regalo preciado, por ello jamás dejes a tus amig@s, ya verás que aunque pocos, siempre estarán; sólo te pido que continues siendo humano porque hay tantas veredas en esta vida que algunas veces se olvida.
Mi hermoso Ildhenot, nunca dejes de imaginar mundos, inventar seres, cuidar tortugas o disfrutar de Vivaldi, nunca dejes de creer en tí, en tu talento y en mi amor.
No soy el modelo ideal de mujer, pero ten por seguro que la fortaleza de mi alma, la ternura de mi abrazo, el beso sincero, el regaño preciso, la plática nocturna acerca de sexo y mis ojos complacientes cada vez que te observo en tu cama, me han convertido en la mujer más orgullosa porque me ha permitido escuchar de tu voz llamarme Mamá.
P.D: Tu obsequio de fin de cursos pronto llegará. Y por favor comprende mi miedo a los juegos mecánicos, creo que eso de querer desafiar la gravedad no es para mi. Deja que yo te observe y vea que cada día mi niño se va convirtiendo en un adulto. Te amo.

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