Se escapó su recuerdo y quedó vagando por aquellos sitios que no he reconocido,
las calles concurridas se convirtieron en estampas litográficas de un libro viejo y amarillo,
nada quedó de su mirada.
Perdida trasnochó en la ciudad y entre harapos y botellas cubrió la soledad infinita,
se regaló festines de miradas absortas que intrigantes le observaban cual figura rara,
no permitió que nadie le vulnerara.
¿Dónde está la cordura? entre aquellos transeuntes que nos regalan miedos o aquellos en los que el espíritu se ha ido al cielo y deambulan en constante abandono silencioso...
Ella recoge un bote, reciclando su vida y recolectando el hambre de un matutino abrazo,
el gran monstruo le devora el alma, ella con ternura se acaricia con el frio y se aleja con su rostro solo y desmoronado.
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