miércoles, 2 de abril de 2008


Sintiéndo voy lo agrio de tu abrazo,

lo penoso de tu andar sin vida,

vivo mezclando mis ropas entre murmullos y gasto detergente

para lavar mis culpas.


Al desgreñarse los árboles en los atardeceres,

me obliga a recordar mi ansiedad continua,

porque te poseo y sé que no te tengo

y dejas rotas las esperanzas frías.


Con tu llegada , la bóveda celeste se transforma,

con tu caricia fingida me imagino un itsmo entre tu tierra y la mía.


Tu camino sigues, constante y sin vergüenza, te alejas lento, pausado y feliz.


7marzo05

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