Regresar al pasado a través de la memoria permite que se reviva el momento; es como si otra vez nos encontraramos en aquel espacio. Quizá cuando se es adulto se piense sólo en ir adelante; pero de vez en cuando dar una mirada a lo que hicimos nos revienta el alma, nos apacigua la mente, nos chorrea el corazón o nos mutila la mirada.
José Saramago en "Las pequeñas memorias" nos cuenta pasajes de su vida, episodios íntimos que nos convierte en confesores de esas palabras. La alegría de la madre, los juegos en el liceo o las desgracias sufridas nos hacen ver que él como nosotros vivimos en una constante rueda de la fortuna, donde el vértigo, la risa, la emoción, el temor o la angustia deambulan contantemente. Depende de nosotros que sepamos disfrutar el juego.
Cierro los ojos y llega a mí el olor de las tortillas de harina de mamá Estela, corro al patio para jugar con Becky, Gera y Efraín. Me gusta esconderme detrás de la fuente. El aire acaricia nuestros rostros, gritamos como desaforados y nuestros corazones palpitan como si fuese una sonora orquesta. Vamos a casa, nos esperan nuestros padres.
Esas imperfecciones de la vida las resanaré con mis pequeñas memorias, dejándome llevar por la niña que fuí, como bien dice el Libro de los consejos.
2 comentarios:
Volver al pasado, recordar aquello que nos hizo felices o no, intentar hacer un balance que sea equilibrado y del que podamos aprender. Aquellas/os niños/as que fuimos y que a veces no vendría mal volver a ser.
Un saludo,
No hay momento en que la mente es mas libre que en la niñez, no me acuerdo de mejores tiempos, tuve suerte de que fuera una etapa preciosa.
Me he dado cuenta de que debo pasar mas seguido por tu rincón, aun no leo todo lo que me he perdido en estos días de viaje, te felicito, tu lugar siempre tiene algo nuevo que mostrar.
Un beso enorme
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