El techo se derrumbaba continuamente, las paredes crujían y sollozaban a mi lado. Arrinconado miraba a mis costados y me veía como un insecto que reclama la mirada de un humano. El polvo apacientaba mi letargo, famélico vomitaba tristeza y mis ojos hundidos se arrastraban hasta el suelo. Nada quedaba de tí en mí, sólo tu faz en mi subconsciente, difusa y perpétua, en un tono sepia que me confundía y me confirmaba como un parásito reclamando su habitat.
1 comentario:
OMG!!
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