Buena noche Norteño:
A través de estas líneas te saludo con toda la añoranza y el celo de mis 36 años. Espero que te encuentres muy bien y que todo marche tan igual como cuando decidiste partir. Dime, te sigue gustando comer los huevos estrellados con frijoles charros?, ya lo creo que sí. Siempre pensé en hacerme experta cocinera para que tú sólo desearas que yo te los preparara. Pero bueno, uno desea una cosa y otra muy distinta es la que nos presenta el destino. Qué has hecho en mi ausencia? alguna vez has pensado en mí? en mis ojos y su llanto? ...no lo creo.
Te preguntarás el por qué de mi misiva, pero no te asombres, sólo quiero que sepas que existo y que te pienso continuamente, algunas veces me he sorprendido mirando al vacío preguntandome el por qué de tu partida, pera aún más el silencio perpétuo al que me condenaste. Dime, pensaste que yo te juzgaría? claro que no, me diste unos años maravillosos, nunca los cambiaría por nada. Recuerdas cuando íbamos a comprar pan a la panificadora de la cuadra? eras mi orgullo, te sentía tan grande, tan mío; me protegías, me cuidabas, era tu nena. Dime sigo siéndolo a pesar de mis años?.
Quizá no recuerdes nada y yo sólo traigo un recuerdo gris a tu vida, pero por años aguardé estas líneas porque tenía miedo de hablarte y de nuevo perderte. No sé si respondas, ni siquiera sé si leerás esta carta, sólo sé que muy dentro de mí quisiera gritar que te amo con toda la fuerza del corazón y que me has hecho falta, que te busco cada noche, que te pienso en esa tarde después de un mal día de trabajo y que te anhelo cuando rememoro que me invitabas un helado de zarzamora en Coyoacán.
No te preguntaré ¿por qué te fuiste? porque ya no tendría caso, sólo quiero que sepas que cada noche, cuando cierro los ojos tu rostro viene a mi memoria y mi voz se esconde para gritarte, pero es mi corazón el que late aprisa y te tiene presente como aquella tarde que me obsequiaste mi grabadora porque era mi cumpleaños.
No te olvido ni te olvidaré, no pretendo quitarte el tiempo, sólo quiero que sepas que te amo, con mis 36 años, con mis arrugas y mi sobrepeso, con mis traumas y mis miedos, con mis risas y mis llantos, con mi hijo y mi esperanza, con mi rostro de niña, cada vez que te pienso Papá.
Te amo.
P.D.: No olvides que si necesitas algo, puedes llamarme o buscarme en casa, siempre estoy.
2 comentarios:
Esta hermoso, casi me cae una lágrima por el final tan sorpresivo, eres realmente potente,tienes un léxico divino, mandaré mucha gente hacia estos lares porque tus escritos son para ser leídos y comentados muchas veces, gracias por el grato momento que me has hecho pasar y vuelvo a pedir disculpas por la escasez de mis visitas.
Un beso y un gran abrazo
Gracias Víctor. Me haces bien. Abrazos y muchos besos
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