martes, 3 de junio de 2008

Zombie

Cuando se está lejos es muy difícil dar tu hombro a quien lo necesita de forma presta. Sin embargo, este objeto llamado "celular" permite que de una u otra forma estemos cerca de las personas que queremos. Hace unos días, un amigo al que quiero y respeto por su trabajo literario dejó un mensaje en mi aparato comunicante. No fue del todo agradable, había vuelto a sufrir una decepción amorosa. ¿Qué podía yo decirle?. Pensé en alentarle en otra nueva pareja, en darle ánimos para pensar más en él. Pero, cómo podía yo hacer eso, si sé por experiencia propia que está de la chingada sentir y sobretodo saber que aquel o aquella a la que amas te manda a la calle como un perro desvalido.
Esa noche, estaba yo en un "antro" veía a la gente divertirse, besarse, sentirse y de algún modo amarse. Me dí cuenta de que todos tenemos encuentros cercanos con alguien con quien nos identificamos. Inmediatamente le mandé un mensaje para decirle que otro día vendrá y que si de algo servía yo estaba cerca. (Aunque el viva en el D.F. y yo en la capital de Guerrero). Me respondió que tomaba cerveza Sapporo y que Jack Daniel's le acompañaba en la trasnoche. Hoy leí su blog, sé que le ha dolido hasta el tuétano. Pronto vendrá otro querer. Lo espero.
Bien mereces que te amen, por tí, por el Principito, por Kerouac y sobretodo por tu mirada dulce y tu pasión por el cine. Sé que sientes que estoy cerca. Te quiero mucho. Te pienso y te invoco en una tarde nublada, con mi libro al lado. Por qué no te conocí en el D.F. Quizá los dos andaríamos extraviados en busca del amor.
Besos Zombie

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