domingo, 16 de marzo de 2008

De la patada!


Ser aficionada al futbol me hace sentir muy bien, me gusta que las emociones recorran mi piel al ver un drible, un pase profundo, una burlada o un enganche; me encanta admirar los rostros enardecidos que defienden una camiseta como si fuera su propia vida. El futbol convoca a miles de personas que en cada partido depositan la fe y la confianza en 11 jugadores que salen a la cancha por 90 minutos para resguardar el honor de su equipo.

Sé que se podría pensar que como soy mujer el futbol me atrae sólo por las piernas o rostros de los jugadores; pero eso no es así, reconozco que hay hombres atractivos, pero creo que eso no es lo esencial, sino que me perturba ver cómo las masas de aficionados rompen con la rutina de la semana para acudir a los estadios y se entremezclan clases sociales, profesiones, culturas y hasta religiones. En el estadio lo unico importante es el amor al equipo: al futbol.

Creo que el valor de lo deportivo es lo más importante, pero me doy cuenta de que el espíritu de miles de personas se ve traicionado por los intereses económicos y personales de vivales que extorsionan el ánimo de la afición. Ayer me sentí a abrumada por el partido de México - Haití; qué tristeza. Sabemos que en nuestro país se cuenta con una infraestructura que bien vale la pena pensarnos como en punteros en ese deporte, pero qué pasa, somos (y digo somos) perdedores ante los que menos apoyo tienen. Es risible cómo con un sueldo tan elevado que reciben los jugadores mexicanos no logren hacer el esfuerzo o tener concentración para remontar resultados, o bien, para demostrar que por algo se encuentran en la selección de un país. Qué pasaría si nuestros jugadores tuvieran que pedir permiso en sus trabajos para ir a jugar y sólo les dieran $200 DÓLARES por partido (como en Haití) y no los $50,000 MENSUALES que ahora les dan.


Triste, no iremos a los olímpicos (nuevamente me incluyo) y digo iremos porque en cada hogar, en cada negocio, en cada trabajo, en cada corazón la esperanza se diluyó. No es el fin, pero sí es una estocada a nuestro futbol y a nuestra pasión.


Y aunque no pertenezco a esa televisora : YO AMO EL FUTBOL!!!


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