viernes, 7 de marzo de 2008

ESE OTRO YO


Transitando por las avenidas me encontré con mi otro yo, al verme me vi tan viejo, desganado e infelíz. No pude contener la tristeza y el asombro. Él con una cara de desconcierto fijó su mirada en mis ojos; pude sentir cómo me desnudaba y me sentí solo, solo, completamente solo.

El ruido de los cláxones me envolvió como en una esfera polvosa y agobiante, metí las manos en mi bolsillo, creo que buscaba algo con que protegerme. ¿De quién? ¿De qué? ¿De mi mismo? Sentí terror, ese otro yo mal combinado, de saco gris y pantalón café me recordó mi mal gusto y mi pobreza.

¿Cómo era posible que en ésta gran ciudad mi otro yo y yo nos toparamos frente a frente? Por qué si siempre me encuentro con gente desconocida hoy me tuve que ver como si estuviera en un espejo. ¿Acaso Borges me tendió una trampa? O es que estoy soñando una pesadilla a la que todos estamos expuestos. Encontrarnos con nosotros mismos.

Vivo sin vivir. ¿Seré ese otro yo?

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