Marcando el espacio aprendo a retroceder,
me desesperan tus palabras en marcas de agua,
diluidas que se agotan como manantial perenne.
Nada representa la voz superflua y vana
que acompaña los cansados dedos desesperanzados por la espera.
Y aguardando bajo el frío manto oscuro
vas deshojando el tiempo para que
termine y se encharque como el agua
sucia después de la lluvia.
Vigencia ritual bajo tus párpados melancólicos
que despiertan mis desesperados sueños
que buscan contemplar
lo acuoso de tu mirada.
Te rescataré de esa nube
pantanosa que es la soledad.
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