martes, 26 de febrero de 2008

XI


A Yaque

Esta tarde sentí que mi corazón corría tras el tuyo,
descubrí que mi fuerza era tan débil y desprotegida,
rompí con mi vida porque quería dártela,
y de repente entre murmullos alegres, letras y números
me encuentro sola, sola, completamente sola.
Cuando me pregunto por Dios, sé que existe
en algún rincón de mí,
pero ésta sombra tan pecadora no podría pedirle nada a cambio.
Que te amo, ¡No sé cuánto!, que te imploro
¡bastantes veces! pero éste vacío que siento en la barriga,
es tristeza, coraje, soledad,
fastidio con ese puto cáncer, que te come y me devora.
Libértame de ésta agonía, deja que me bañe con tus ojos
y bésame para que duerma como cuándo era pequeña.

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