Todas las mañanas me levanto con gran ánimo porque inicia un nuevo día, sí, ya sé, dirán que en realidad miento porque es muy difñicil despertar y comenzar el ajetreo diario. Sin embargo, puedo comentar que en verdad me gusta levantarme porque voy a mi trabajo y hago lo que me gusta. ¿A qué me dedico? Soy profesora y me encanta.
Trabajar con otros acerca del conocimiento es algo interesante, a cada momento aprendo cosas y me involucro con los mundos de aquellos que buscan "afanosamente" el conocimiento. Sin embargo, cuando en un aula percibo el tedio juvenil, recuerdo mis días de escolar y entiendo el por qué de las nulas tareas, la falta de lectura o el desinterés. En qué momento el joven advierte que el ir a la escuela es un martirio y no un gozo.
¿Será que como profesor@s hemos equivocado la estrategia? ¿Qué se podra hacer?
Es una realidad que no hay receta mágica para la enseñanza, por más cursos de actualización al magisterio, si en tus venas no corre el ímpetu de dar lo que tu sabes y recibir lo que desconoces ninguna teoría de Vigotski o Piaget servirán. Recordemos que el estudiante tomará de nosostros el ejemplo (positivo o negativo) formativo y que por esa razón somos formadores o deformadores de generaciones enteras. Grave, NO LO CREEN?
Hoy debo confesar he sentido profunda tristeza, porque la labor docente ha sido vilipendiada no sólo por los estudiantes sino también por los mismos colegas que no toman en serio su profesión. Ellos serán los profesores buena onda, los más alivianados, los que sí valen la pena. Y los otros los malqueridos y los odiados.
Es cierto que la escuela no te enseña lo que es la vida, es en la vida diaria, en la calle, con los amigos, en el hogar que nosotros nos moldeamos; pero la instrucción escolar nos da herramientas que conforme avanza la existencia se van empleando.Del mismo modo entendemos que las calificaciones no representan conocimiento, muchas veces habla de un desvelo cafetero o de un buen acordeón. No, la calificación no interesa. Lo que sí interesa es que nos asumamos como ignorantes de lo que desconocemos y pongamos manos a la obra para poder llenar ese vacío intelectual.
Sí me gusta mi trabajo y mucho. Bienvenido otro día de desaciertos, buenas puntadas y caras de sorpresa cada vez que lees Edipo Rey o cuando enseñas el uso de la B. No importa el desazon diurno, siempre será importante pensar en una nueva oportunidad para enseñar algo que no ha sido conocido.
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