lunes, 5 de mayo de 2008

No me olvides!


Ella me amó por la mañana y por la noche, a mediodía y en la madrugada; despegó su aroma de su bata y la depositó en mi piel para que no me olvidara de esos instantes. Su rostro dibujaba paz y sus pezones reclamaban que les tomara en cuenta; por ello mis manos le acariciaron milímetro a milímetro y mi lengua saboreó su sabor. La sabía ajena, oculta, prohibida, inmersa en otro mundo que no es el mío; sin embargo, nos tuvimos como locos ladrones de quimeras. -No me olvides! Me dijo.

¿Cómo olvidar sus manos y su sexo reclamando el mío? ¿Cómo alejar el sonido de la pasión resguardado en el desayunador de la cocina?. Se terminó el momento, empacó su ropa y sus sueños, viajó a su mundo, llevándose la palabra, la música y una ropa interior que esperaba verle puesta.

Ella me amó por la mañana y por la noche, a mediodía y en la madrugada. Yo voy cargando su piel y su recuerdo.

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