sábado, 17 de mayo de 2008

UN 21 DE ABRIL


Las aceras dibujan mis huellas que apresuradas detienen su ánimo,

enlazaré su sudor al mío, y ese su olor se resguardará en mi tierra acrisolada,

la negrura de su cabello blanqueará mi alma como si fuese un ángel.

Hombres y mujeres corren por los andenes, no quieren que su esperanza parta,

comparten gestos, maletas y alguna que otra magazine para romper el tedio,

las grandes aves les esperan, ruidosas anuncian su luz.

Su mirada rompe el cielo y gotean las alegrias,

la cercanía enerva los cuerpos a través de las palabras,

la metamorfosis del sueño a la gran realidad.

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