Las personas significativas siempre ocupan un lugar en el alma y en la mente, por lo tanto a cada segundo de la existencia son recordados. Y aunque todos creyeran que ella no lloraba, resguardaba sus ojos, porque aglutinaban líquido salino que le provocaba dolor. Nunca permitió que alguien le viese con el alma muerta y la mirada enrojecida. El unico testigo era su cuarto, que oloroso a libros le acariciaba diciéndole "Todo pasará".
Nunca se quebró, su mirada altiva le congraciaba con el universo que ella pisaba; siempre creyó que el conocimiento le brindaba un sostén, sin embargo, él mismo le había dejado sola. Por las noches, en su habitación, como sonámbula recorría cada milímetro de pared, escudriñando para poder encontrar una fisura que le permitiera escapar; más el empastado impecable le aseguraba una permanencia indefinida. No deseaba cerrar los ojos, porque sabedora de su inclusión en el mundo imaginario le invitaría a idealizar eventos, rememorar personas y anhelar encuentros. No lo quería, sus ojos bien abiertos le hacían parecer lechuza vigilante, como Sofía ante el conocimiento. La vigilia duraba unas horas y sus párpados se rendían a Morfeo, y él castigador, le acompañaba en su delirio, su cuerpo se abandonaba y cual instante de muerte se despegaba de este mundo.
Nunca se quebró, su mirada altiva le congraciaba con el universo que ella pisaba; siempre creyó que el conocimiento le brindaba un sostén, sin embargo, él mismo le había dejado sola. Por las noches, en su habitación, como sonámbula recorría cada milímetro de pared, escudriñando para poder encontrar una fisura que le permitiera escapar; más el empastado impecable le aseguraba una permanencia indefinida. No deseaba cerrar los ojos, porque sabedora de su inclusión en el mundo imaginario le invitaría a idealizar eventos, rememorar personas y anhelar encuentros. No lo quería, sus ojos bien abiertos le hacían parecer lechuza vigilante, como Sofía ante el conocimiento. La vigilia duraba unas horas y sus párpados se rendían a Morfeo, y él castigador, le acompañaba en su delirio, su cuerpo se abandonaba y cual instante de muerte se despegaba de este mundo.
El alma la tenía asustada, pero caminaba en su pensamiento, sería fuerte como roble y bajo la piel del cielo se mantendría libre. Un aire viejoso inundaba su espacio, "Todo pasará". -Al fin y al cabo, de amor no se muere, sólo que uno acepte gustosa. Una lágrima resbaló por sus mejillas, respiró profundo y se dispuso a andar.
1 comentario:
Miles de cosas pasan por mi mente, miles de otras se fueron para un lado donde descansan.
Ya no la amo, es algo tarde, pero bien vale dejarla partir
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